Cuando Larry Flynt le salvó el pellejo a Bill Clinton

¿Puede un pornógrafo ser un adalid de la libertad de expresión? ¿Puede haber salvado de un juicio político a un presidente norteamericano? ¿Puede haberlo hecho extorsionando a senadores y representantes? Algo de eso trata el hilo, con derecho, cine y viaje en el tiempo.

El título amarillista sería: “Cuando el magnate del porno y defensor de la libertad de expresión (sí, así como lee), Larry Flynt, le salvó el pellejo (extorsión mediante) a Bill Clinton por el escándalo Lewinsky”.

Entre fines de 1998 y principios de 1999 en Estados Unidos se intentó destituir al presidente Bill Clinton luego de que Paula Jones lo acusara de acoso sexual y se develaran las relaciones sexuales que tuvo con la por entonces becaria de la Casa Blanca, Mónica Lewinsky (en síntesis híper simplificada).

Por supuesto, los republicanos, identificados con la moral y las buenas costumbres, pusieron el grito en el cielo y, por qué no, se aprovecharon de la cuestión que terminó en el Congreso. Sin embargo, no contaban con un insólito cruzado defensor que tendría Clinton…

Acá entran la libertad de expresión (el derecho) y el cine. Conocí al personaje de Larry Flint gracias a mi profesor Oscar Flores que me recomendó la película People vs. Larry Flynt (1996) con Woody Harrelson, Edward Norton y Courtney Love. Gran película.

Flynt era un tramposo nato. La pegó con la revista Hustler como contraposición a las ya existentes Playboy y Penthouse. Buscaba lo sexualmente explícito, sin vueltas, pero hubo gente que se escandalizó y se le complicó la vida con numerosos procesos judiciales en su contra.

Con un abogado brillante, encararán una cruzada maravillosa para defender la libertad de expresión en cualquier tribunal del país. La película le dedica mucho a un caso en especial (Hustler Magazine vs. Falwell), que era sobre una sátira de un predicador que se hacía en la revista y que llegó a la Suprema Corte de Estados Unidos (SCOTUS).

En el medio, fue objeto de un intento de asesinato que lo dejó en silla de ruedas para toda la vida (su abogado también la ligó, pero zafó).

A este personaje, partidario demócrata y de Bill Clinton, no se le ocurrió mejor idea que ofrecer 1 millón de dólares en una página del Washington Post a quienes le diesen información de aventuras extramatrimoniales, infidelidades y demás… ¡de los republicanos acusadores!

Su estrategia dió frutos como recuerda una nota de El País de la época: develó que Bob Barr, republicano antiabortista, había obligado a abortar a su 2ª mujer. Antes había provocado las renuncias de los infieles Bob Livingnston (presidente electo de la cámara) y Henry Hyde, presidente de la comisión de asuntos judiciales.

La “investigación Flynt” agarró al menos 12 políticos republicanos y causó una conmoción política tremenda. El autodenominado pornógrafo, era quien establecía la agenda por aquel entonces, para incredulidad de los comentaristas políticos, como lo veía Página 12 por aquel entonces.

Flynt murió en 2021 (acá un obituario/biografía) y su táctica de ofrecer una cantidad astronómica de dinero a cambio de información para ser usada políticamente tuvo su segundo round (sin éxito esta vez), años después, cuando con 10 millones de dólares intentó forzar el juicio político de Donald Trump.

Muchas cosas han cambiado desde el “escándalo Lewinsky”, como, por ejemplo, empezar a llamarlo “escándalo Clinton”. A 25 años de los hechos, Mónica Lewinsky editó un libro con un aprendizaje por cada año, como lo reseñó Infobae acá.

El origen de esta entrada fue este artículo que leí en Página 12 y que recordaba la incidencia del factor Flynt en el desenlace absolutorio de Clinton en su juicio político. Si quieren ahondar más en el tema, ya en inglés, les dejo este enlace con notas de la época.

Sí, esto fue un hilo el 03/09/23.

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