Los cambios que hace la ley en lo que hace a la justicia se han vuelto tan habituales como los relámpagos en una tormenta. Uno debe seguirlos pues la ley (aunque a veces no se aplique) es el marco para el litigio.
Los cambios que hace la ley en lo que hace a la justicia se han vuelto tan habituales como los relámpagos en una tormenta. Uno debe seguirlos pues la ley (aunque a veces no se aplique) es el marco para el litigio.