Hace mucho que estoy de este lado del mostrador y no de aquel en el que jueces, funcionarios y empleados deben (en teoría) responder a los reclamos ciudadanos. Obvio, siempre los apuro porque el tiempo es el recurso más escaso, pero nunca vi una respuesta como la que cuento en esta entrada…

Vamos con la data. El caso: una división de condominio que está para resolver. La jurisdicción: la extensa provincia de Buenos Aires. El juez: Marcos Fernando Val. El pedido: “che, resolvéme esto de una vez”. El tiempo: diciembre pasado.
1. El juez busca la empatía y reconoce que está en falta. Ya el solo hecho de reconocer que está en offside le hace ganar puntos. Pero no se queda ahí, pues dice “esto sí me importa, no me da todo lo mismo” y aclara lo obvio “ni yo ni mi personal somos vagos”.

2. Aporta contexto y es un espanto: subrogancias hace cinco años, integraciones, etc. Lo completa con números de sentencias y audiencias, el principal trabajo de los jueces. No se queda solo en bonitas palabras.

3. No solo da contexto, sino que relata acciones que hizo para paliar la falta de agua en el desierto de sentencias. O sea, dice “no me quedé quieto, me moví, sugerí opciones, pedí cosas, no me dieron pelota”. Cualquiera puede sentirse identificado con su situación.

4. Esta parte casi me hace llorar. Es el reconocimiento de la vulnerabilidad absoluta. Detrás de los jueces hay seres humanos con problemas tan humanos como los que tienen todos los ciudadanos. Obvio, agrega el “y estuve a pesar de eso poniéndole el pecho a las balas”.

5. Acá ataja el previsible argumento “bancátela, vos quisiste ser juez”. No sé ustedes, pero sí se valora que diga que le disgusta esta situación en la que no puede responder como es debido y que lo intentó.

6. El reconocimiento de lo que está fuera de nuestro alcance y sobre lo que no tenemos control está condensado en esta frase. Of course, también un palito para los poderes políticos, legislativo y ejecutivo.

7. Acá también ataja el posible argumento de que a los jueces les gusta subrogar. En un sincericidio, reconoce que preferiría ocuparse de lo suyo y tener todo prolijito. También dice que no renuncia a la subrogancia porque los demás están igual. El reconocimiento de la crisis generalizada.

8. “Promesa de futuro”, “compromiso” o “no esquivar el bulto” podría titularse el final. “Sí, estoy atrasado, estoy a disposición y en breve te saco el fallo”. Brillante, se hace cargo del quilombo.

Sí, hay otra forma de hacer las cosas. Ante el reclamo por celeridad en resolver, no siempre se tiene que contestar con el burocrático “Téngase presente” ni con una resolución hecha a las apuradas acompañada del “Estése a lo resuelto en el día de la fecha”. Solo hay que salir de la caja.
Sí, esto fue un hilo el 14/04/24.