Comparto nuevamente para romper la regla no escrita sobre las novedades sabatinas, un texto que me publicaron hace unos meses sobre Tucumán y el juicio por jurados (La Gaceta, 25/05/25). Le hice algunas pequeñas correcciones nomás, pero la reflexión general se mantiene vigente.
"Lo prometido es deuda" como dicen. Esta entrada nació para ver si convenzo a @divinotodo a ver si la convenzo de que los juicios por jurados clásicos son mejores que los juicios por el escabinado cordobés. (Y de paso, por qué Córdoba debe migrar a los clásicos, je).
Un caso espantoso que nos transporta a la bella y docta Córdoba, tierra de la Mona Jiménez y del Potro Rodrigo, pero, a estos fines, del decano jurado escabinado que rige allí desde 2005.
“Entró a denunciar, lo quisieron cuidar, terminó colgado y el Estado no es responsable” o algo así podría titularse, de forma amarillista, un caso espantoso que me llamó la atención y que fue puesto en su lugar por la Corte Suprema de Justicia de la Nación: el caso Rodríguez.
Agustín Eugenio Acuña 