Tanto va el cántaro a la fuente…

…que al final se rompe. Bueno, el refrán esta vez sirve para destacar algo positivo: tanto insistí en que para desistir no hace falta ratificar el desistimiento que me terminaron dando la razón.

Cortesía de ChatGPT

Hay determinadas temas que a mí me molestan. Una de esas es la mala costumbre que tienen los jueces (y todos, con la mano en el corazón) de no aplicar la ley. Así, en su momento conté mis frustraciones frente a jueces que exigían que tanto el desistimiento de una protección de persona o de un proceso de alimentos se ratificase presencialmente.

Sin embargo, que muchas veces nos digan que “no” a planteos que encontramos fundados, razonables y que, interiormente consideramos justos, no debe llevarnos a concluir en que debemos dejar de hacerlos. Alguna vez pueden, efectivamente, darnos la razón. O podemos creer que convencimos de nuestra postura. Eso me pasó en este caso donde al fin, la cámara entró en razón (o la convencí, al menos 2-1) y tuvo, sin ningún trámite inútil ni inventado, por desistido el proceso de alimentos.

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