Actor de reparto

En general, nos gusta sentirnos actores protagonistas. Sin embargo, hay casos en los que no somos más que simples actores de reparto. Este es uno de esos.

Cortesía de ChatGPT

Como dije por acá, en el fuero de Cobros y Apremios, la asistencia a los demandados es casi nula y eso incide en la ínfima tasa de recursos. En general, las defensas a oponer son escasísimas (por no decir inexistentes). Los abogados tenemos muy poco margen de maniobra en esos casos. Y la defensa pública tiene un rol marginal, pues en general el Estado litiga contra aquellos a los que les pueda cobrar. Estos, en general, no son pobres que puedan ser representados por la defensa oficial.

Por otra parte, los abogados litigantes imploramos que no se nos cruce en nuestro camino uno de esos jueces que ansían el protagonismo, activistas e innovadores. Eso sí, siempre y cuando creamos que tenemos un caso sólido. Si estamos entre la espada y la pared, con todo gusto le dejamos el escenario y que Dios nos ampare.

Algo de eso pasó en este caso. Era uno más del rutinario fuero de Cobros y Apremios: una ejecución que llevaba adelante el MPF de una multa porque una parte había faltado a la mediación obligatoria. Sin embargo, tanto el juez como el MPF hicieron todo lo posible para que en el expediente quedase demostrado que la situación de la demandada era realmente de una vulnerabilidad extrema. Se armaron informes, se hicieron medidas de prueba y hasta una audiencia. En el medio de todo eso mi oficina asistió a la señora.

¿Hice algo innovador o revolucionario? No. ¿Desplegué algún argumento sagaz, reflexivo y profundo? Tampoco. Solo asistí, como un mero actor de reparto, a la obra que se estaba desplegando. ¿El resultado? El juez declaró inexigible la deuda por la situación de extrema vulnerabilidad de mi mandante y rechazó la ejecución, en un fallo con repercusiones (La Gaceta, 21/10/19; AMT, 11/19 y esta nota en El Dial). Así, da gusto ser actor de reparto. Por cierto, el fallo quedó firme.

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