El amor es una cosa y la obsesión es otra. Cualquier abogado argumentaría sagazmente sobre la diferencia. Y justamente de la obsesión que tenemos los abogados con el uso del latín en los escritos judiciales va este hilo, con un repaso de varios términos…

1. ¿Por qué usar una expresión tan pedestre y común como “desde el comienzo” o “desde el principio” si nos podemos hacer los interesantes con “ab initio”? Ante la duda, los abogados elegimos hacernos los interesantes.
2. La gente normal, al escribir y querer decir “como dije arriba”, escribe “como dije arriba” o, en su defecto “como dije anteriormente”. ¿Qué hacemos los abogados? Clavamos un “ut supra” y jódase el que no lo entiende.
3. Cuando a alguien se le da más de lo que pidió, la gente normal se queja diciendo “che, le diste más de lo que pidió”. Como los abogados somos seres superiores, clavamos un “el juez falló ultra petita” y el ciudadano (pobre lego) queda desconcertado al leer eso.
4. En familia, es muy común que los jueces decidan mantener el estado de cosas de un determinado momento, no cambiarlo. En vez de decirlo, te clavan un “mantener el status quo” y la gente queda todavía más desconcertada.
Digresión. Al menos si uno quiere hacerse el interesante, que busque bien cómo hacerlo. No es “STATUS QUO” la expresión correcta (dicen los que saben), sino “STATU QUO”, sin la “S”, pero bueno, ¿a quién le importa?
5. Los principios están de moda, merced a la ponderación y a la mar en coche. Pero a los jueces no se les pasa por la cabeza decir “principio pro persona”, entonces te clavan el “principio pro homine” (que, encima, es machirulo).
6. Cuando viene el viejito que poseyó años su casa y quiere prescribirla, ¿por qué no escribimos diciendo “ánimo de dueño”? Pareciera que tenemos temor a que Savigny saliera de su tumba a amenazarnos. Por eso brilla el “animus domini”.
7. Me declaro culpable. En más de una ocasión he usado el “nemo potest propriam turpitudinem allegare” que suena mucho más lindo que la vergonzante “nadie puede alegar su propia torpeza”.
8. La gente normal dice “incumplí porque vos incumpliste” pero nosotros nos tentamos y clavamos una “exceptio non adimpleti contractus”. ¿Por qué no simplemente una “excepción de incumplimiento”? ¿Por qué?
9. En las sucesiones, con tal de florear distinciones, llamamos sucesión “ab intestato” a aquella en donde el muchacho (o la muchacha) pasó a mejor vida sin testar. Sí, una sucesión intestada. ¿Por qué la complicamos?
10. Vamos a procesal, donde un juez en vez de decir “che, traigo este expediente a fin de ver y probar”, viaja en el tiempo al medioevo y te clava un “ad effectum videndi et probandi” completamente innecesario.
Lo peor de todo esto (¿o no Martín Böhmer?) es que, en el medio, todos, abogados y jueces, responden ante la pregunta sobre la necesidad de escribir en lenguaje claro y sencillo con un «Sí, sí, claro».
Sí, esto fue un hilo el 23/06/24.