El amor de los abogados por las palabras que no existen

Hay un cierto amor que tenemos los abogados (sí, los abogados también somos seres humanos y tenemos sentimientos) por las palabras que no existen. A pesar de su inexistencia, insistimos en usarlas. La entrada repasa algunas…

La primera, por lejos, es “nulificar” acompañada del tan famoso “nulidicente” o “nulidiscente” que nos lleva a frases como: “El nulidicente pretende nulificar la sentencia”. Un espanto que debe evitarse, pues no existe.

El que no haya usado nunca “peticionante” que arroje la primera piedra. Lamentablemente debo decirles que no existe. ¿Y si usamos “peticionario” que sí lo hace?

Personalmente siempre detesté hablar de “comparendo” (¿se acuerdan del libro de comparendo?) Pero nunca me gustó hablar de “comparencia” o, peor, “incomparencia”. Menos mal, porque no existen…

¿Es que nunca nadie ha usado la frase “el vehículo embistente” en una demanda por daños y perjuicios cuando cuenta los hechos de un accidente de tránsito? Lamentablemente les cuento que no existe y la palabra correcta es espantosa: “embestidor”.

Otra palabra que personalmente jamás me gustó pero es predilecta en el foro es “conferente” (sí, no existe) en vez de usar “mandante” o “representado”. Hagámosla fácil.

Esta lista no estaría completa sin el famoso “merituar” que se lee en tantas resoluciones: “merituando las pruebas, debo concluir que…” (y sí, encima el verbo en gerundio, para no desentonar).

Algunas de estas cosas se encuentran en este viejo documento sobre dudas comunes al escribir en unas lecciones sobre redacción judicial. Otras están en el famoso artículo de Augusto Belluscio sobre redacción.

De cualquier manera, antes de preocuparnos por el lenguaje claro, como siempre pide Martín Böhmer, ¿podemos preocuparnos por usar palabras que sí existan?

Sí, esto fue un hilo el 12/05/24.

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