Libros de derecho, a secas (2023)

Más acá en el tiempo, completo el viaje de los libros de derecho del año pasado. Por supuesto, reconozco una gran decepción (¿o una sana costumbre?): leí poquísimo de derecho el año pasado y lo digo con culpa, aunque quizás no tanta.

Sí, 2023 fue el primer año post pandemia, pero con pocas lecturas jurídicas. Tan pocas que me permito mezclar algunas que no son “jurídicas” en forma estricta, sino que tienen mucho de historia, política y, por qué no, ficción detrás. Y ahora que lo pienso, creo haber tomado el consejo que dice que, para no estancarnos, tenemos que leer sobre temas ajenos a nuestra expertise, sobre todo por la salud cerebral.

1. Criminología y cine, mezcla explosiva

Creo que fue esta nota la que me llevó a comprar y leer Teorías criminológicas, cine e historia que compilaron Gabriel Ignacio Anitua y Analía Ploskenos. Lo leí, para ser sincero, porque me parecía una buena oportunidad para aprender más sobre una materia que cuando cursé en la facultad me pareció muy linda, con la famosa profesora María del Pilar “Tita” Prieto. Pero, además, me parecía una fantástica oportunidad para ampliar mi lista de películas “a ver en algún momento”. No me defraudó y, además, lo más importante es que me permitió revisitar o reveer, obras cinematográficas que ya había visto, pero con otra perspectiva, otro lente. En fin, aprendí y eso es lo importante.

2. Relecturas

De vez en cuando, releo libros. No me pregunten por qué. Son raras las ocasiones en las que lo hago. El año pasado reincidí dos veces. El primero fue un clásico que, a pesar de sus muchísimos años, me había parecido fantástico. Lo volví a leer y me siguió pareciendo un gran libro. ¿Cuál? La justicia de Alfredo Colmo que es un compendio de reflexiones que el profesor y juez realiza sobre sus actividades. El lenguaje claro, directo, llano, cómo se anticipa a los tiempos y el compromiso con la función que entraña la obra es algo que sigo agradeciendo. Mi libro está remarcado por todos lados y eso, en mi visión, es un buen síntoma.

¿La otra relectura? Un profesor suelto en China de Santiago Legarre, del cual ya hablé aquí. La excusa fue mi participación en su presentación en Tucumán. Disfruté volver a leerlo para presentarlo y algunas palabras sirvieron para una breve reseña que quedó por acá.

3. Corrupción en clave de derecho

Sobre la corrupción, leer la tesis de Natalia Volosin, adaptada en formato de divulgación, La máquina de la corrupción, me sirvió muchísimo para entender el tema. Volosin no cree en hadas madrinas políticas ni en magos o hechiceros que borren de un plumazo con las nefastas prácticas de nuestro sistema. Y lo dice, con todas las letras, sin rodeos ni palabras difíciles. Siempre con un respaldo teórico sólido, pero con un lenguaje atractivo, repite hasta el cansancio que el problema está en el diseño institucional argentino que tiene incentivos y desincentivos muy claros. No se resuelve con voluntarismo ni “honestismo”, sino con reformas institucionales que, en un principio, son antipáticas para hacer. Con lujo de detalles nos pasea por todos los sectores del Estado y de la administración pública, que son frágiles en cuanto a controles, además de moldeables para “desvíos” de fondos. Imprescindible para el que le interese el tema, que abarca desde la ley de obras públicas y los sistemas de contratación pública. Los amantes del derecho administrativo deberían leerlo, sin duda.

4. La historia mezclada con el derecho

Hay dos libros que leí no tanto por el derecho, sino por mi curiosidad histórica. El primero es La sorprendente historia de los vicepresidentes argentinos de Nelson Castro y el segundo, Salteadores nocturnos de Agustín María Barletti.

El primero es un paseo histórico que va desde los primeros tiempos hasta hace pocos años atrás de nuestra república, con un montón de anécdotas y datos históricos de color que no se encuentran en los aburridos libros de historia clásicos.

El otro es la biografía novelada de Arturo Umberto Illia que, si se me permite, sea usted radical, peronista, socialista, liberal o lo que sea, no puede dejar de leerla. Llena de ejemplos de liderazgo, de conducta, de integridad y de por supuesto, anécdotas históricas deliciosas, no puede obviarse. Seguro que la disfrutará.

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