El gorila invisible

Un pequeño comentario a este libro que leí en plena pandemia en 2020, con la invitación a que se haga el experimento de este link en primer lugar que, si mal no recuerdo, lo descubrí en un post de Gustavo Arballo.

Si les gustó, pueden engancharse con el libro, de divulgación científica y que, obviamente, trata mucho más que el experimento del gorila invisible. Ah, me lo recomendó un colega, que se lo recomendaron por «el tema de los testigos en juicio».

Ahora, aclaro que se llevarán una decepción tremenda (no estoy seguro del todo sobre una, creo que son varias) sobre lo que piensan sobre ustedes mismos.

Chabris y Simons nos demuestran en la cara nuestras limitaciones mediante una serie de ilusiones (pero no como estas, que son solo ópticas).

La ilusión de la atención o el «creo que lo habría visto». Sí, alrededor de la mitad de las personas no ven al gorila en el experimento. Es la «ceguera por falta de atención». ¿Útil para enfrentar testigos no?

La ilusión de la memoria. Creemos que nuestra memoria funciona como un disco rígido de computadora, pero en realidad es un poco más complejo, «aquello que recordamos se basa en parte en lo que pensamos que sucedió». ¿Complicado lidiar con los testigos luego de esto no?

La ilusión de la confianza sobre nosotros mismos. Sí, proyectamos más seguridad de lo que realmente tenemos. ¿Lo peor? Lo hacemos al realizar un diagnóstico, tomar una decisión de política pública o, sí, dar testimonio en un tribunal.

La ilusión sobre el conocimiento o cuando las personas piensan que saben más de lo que saben. Esta también se vincula con la «falacia de la planificación» que recordé hace poco acá: lo que tengas pensado hacer en determinado tiempo, siempre llevará más (aunque lo compares con otro proyecto similar).

La ilusión sobre la causa o, lo que nos encanta hacer, el «salto a la conclusión» porque nuestra mente está predispuesta a detectar sentidos por patrones, inferir relaciones causales de meras coincidencias y (obvio) que los acontecimientos anteriores causan los posteriores.

La ilusión de potencial. Hay que ser franco, aunque duela: no, en nuestro cerebro no tenemos reservorios de capacidad mental desaprovechada esperando que descifremos cómo acceder y ser genios. Nada eso, lamentablemente no todos podemos ser Mozart.

Ya sé, ya sé. ¿Por qué leer un libro que nos causa tanto desengaño, escozor y no sé qué más? ¿No es mejor seguir con «mentíme, que me gusta»? ¿O con «ojos que no ven, corazón que no siente»?

Chabris y Simons dicen que hay que derribar el mito de la intuición. Suena científico (y aburrido), pero la realidad es que para sortear todo el campo minado de ilusiones en nuestro quehacer profesional y diario, debemos poner a prueba nuestro conocimiento.

Caso contrario, los gorilas seguirán pasando en frente de nuestras narices, sin que podamos verlos (ni hacer nada al respecto).

Sí, esto fue un hilo el 18/09/23.

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