Una entrada que mezcla cultura y derecho, a raíz de un maravilloso libro que hace un repaso sobre instituciones en peligro de extinción, como las bibliotecas populares en Tucumán.

Para descomprimir, una entrada que cruza cultura y derecho. Descubrí el hermoso libro Bibliotecas Populares de la Provincia de Tucumán, de Fernando Edgardo Ríos Kissner y Jorge Gustavo Perera, editado digitalmente por el Archivo Histórico de Tucumán pero la vorágine del día a día me impidió en un primer momento dedicarle tiempo. Por eso lo terminé leyendo 6 meses después y les cuento…
Los que somos lo suficientemente grandes, aunque se nos sigue tratando como chicos, tenemos en nuestra memoria lo que significa acudir a una biblioteca. Algunos quizás cuentan todavía en su haber con la visita a una biblioteca pública o incluso a una biblioteca popular.
En épocas de las redes sociales, el reinado de Internet, la digitalización y demás, escribir sobre las bibliotecas públicas puede parecer un acto de nostalgia, una pérdida de tiempo, una locura, o, por qué no, un acto de romántica resistencia, en el mejor de los casos, pensé.
El libro es un relevamiento de las cuarenta bibliotecas populares que sobreviven en la provincia. Lo admito, suena aburrido, pero no lo es. Como dicen, las apariencias engañan.
¿Qué se puede contar en un relevamiento sobre las bibliotecas populares tucumana? Los autores desafían la rápida respuesta intuitiva que nos surge (poco o casi nada) y nos cuentan historias maravillosas, pues detrás de cada institución hay un mundo.
Un mundo de ciudadanos activos, de actividades culturales y de fortalecimiento de lazos con la comunidad. Y un mundo de historias, como la de los balazos de Isauro y Arturo Arancibia, que con los años verían homenajeados sus nombres en una biblioteca popular de Monteros.
Otra historia es cómo Bartolomé Mitre aceptó gustoso que una biblioteca popular en Monteros lleve su nombre o cómo Juan Manuel Rodríguez fue el silencioso artífice de la Federación de Bibliotecas Populares de Tucumán.
Por si fuera poco, el libro también tiene arte, ya que cada sección viene con imágenes de obras del arquitecto Mario J. S. Israilev. Sí, ya sé… ¿Y dónde está el derecho aquí? Pues está y no está. La prolijidad administrativa de las bibliotecas es lo que les permite recibir auxilio del Estado a través de la Comisión Nacional de Bibliotecas Populares (CONABIP).
La síntesis del informe de la Dirección de Personas Jurídicas que trae el libro indica que es una falencia de varias bibliotecas, no porque así lo quieran, sino porque muchas veces no están para lidiar con una burocracia estatal reactiva, sino con la dura supervivencia diaria.
A pesar de que la potencialidad cultural y social de esta red de bibliotecas populares es sin duda enorme, el Estado parece no advertir la oportunidad que tiene para fomentar su desarrollo y crecimiento. Sí, ya sé… ¿Y el derecho? En 2006 se publicó la Ley 7.693 que organiza el Sistema Provincial de Bibliotecas, que también trae el libro.
Como abogado que soy, me gustaría que también estuviese incluida la reglamentación correspondiente. Pero no se puede incluir porque no existe. A más de 17 años de su publicación, es, sin duda, una deuda pendiente, una omisión insólita.
Una de las formas de no aplicar la ley (hay varias, sí) es no reglamentarla. La situación me hace acordar a la que supo pasar el Sr. Rojas, que conté aquí.
Sin duda que el campo de las omisiones constitucionales, como la de no reglamentar una norma es algo de lo cual no tomamos cabal dimensión en lo que hace a sus consecuencias. Bidart Campos, Sagüés y Víctor Bazán escribieron mucho sobre eso. Nos falta todavía más me parece.
De nada nos sirve tener excelentes leyes si quedan en letra muerta, en papel viejo y manchado, amarillento por el paso de los años, a la espera de una reglamentación que, como en Esperando a Godot, nunca llega.
Mientras tanto, las bibliotecas, paraísos para los lectores curiosos, para los amantes de la cultura, para los apasionados, se niegan a morir. ¿Hasta cuándo podrán resistir?
Sí, esto fue un hilo el 04/09/23 que tuvo su origen en esta reseña.