Cuando escuché que «Los jueces a la mañana son punitivistas y a la tarde, garantistas» (la fuente dice que dijo eso porque en general los jueces trabajan por la mañana y dan clases por la tarde), además de reírme, el chascarrillo me hizo acordar a algo que leí, por supuesto mucho más serio…

Gracias a que escuché una charla de Demetrio Alejandro Chamatropulos, le di una segunda oportunidad a Pensar rápido, pensar despacio de Daniel Kahneman. No me arrepiento. La primera vez que intenté leerlo, probablemente no estaba con actitud para hacerlo.
Entre muchas otras cosas interesantes, Kahneman nos comparte un estudio que se hizo en Israel con ocho jueces que tenían en sus manos conceder o rechazar la libertad condicional en casos que les iban presentando aleatoriamente.
Los jueces resolvían cada caso en una media de seis minutos. Y sí, chocolate por la noticia, lo más común era el rechazo de la libertad condicional. Solo un 35% de las peticiones era exitosa.
Hasta ahí, nada del otro mundo, quizás un poco de sorpresa por el poco tiempo para tomar la decisión, pero seguro que a Claudia Cesaorni no le sorprenden los números sobre el éxito de los pedidos de libertad condicional (que quizás son superiores a los nuestros).
Ahora, el estudio registraba el tiempo de cada decisión y los tiempos que se tomaron los jueces para comer, tanto en el almuerzo como en la tarde (parece que en Israel los jueces trabajan no solo de mañana).
Cuando relacionaron la información entre el tiempo después de cada comida con la proporción de casos en los que se concedía la libertad condicional, se llevaron una sorpresa.
Después de cada comida, alrededor del 65% de los casos era resuelto favorablemente para luego decaer poco a poco hasta cerca de 0 antes de la próxima comida. Obviamente, buscaron otras explicaciones alternativas, infructuosamente.
Kahneman nos dice que la mejor explicación posible nos da malas noticias: jueces cansados y hambrientos tienden a tomar la decisión más fácil y común de denegar peticiones de libertad condicional. La fatiga y el hambre probablemente sean aquí determinantes.
Así que ya saben, la próxima vez que puedan influir en aumentar sus chances de contar con un juez descansado y con saciedad, háganlo. La ciencia, aparentemente, avala la posición.
El estudio es «Extraneous Factors in Judicial Decisions» de Shai Danziger, Jonathan Levav y Liora Avnaim-Pesso de 2011. Lo pueden encontrar aquí, si tienen más curiosidad. Y aquí gracias a Martín Böhmer tenemos el estudio que aclara el estudio. La ciencia se supera y podemos no preocuparnos por el sándwich de mortadela para sus señorías…
Sí, esto fue un hilo el 10/07/22.